PRÓLOGO
Voy a cumplir setenta años. Desde que tenía
doce comencé a iniciarme en el deporte de la pesca
submarina. Son cincuenta y ocho años pensando, soñando y viviendo por y para el
mar. Creo que ha llegado la hora de ``colgar´´ las aletas... Por eso quiero
reflejar en estas líneas los recuerdos, las vivencias, los sentimientos y las
alegrías que me ha proporcionado dicho deporte.
Con
sano orgullo os diré que fui uno de los pioneros en
practicar la pesca submarina en Algeciras. También os comentaré cómo era mi pueblo, ahora ya ciudad, en aquellos tiempos; ahí va
un piropo : `` Algeciras olía a mar´´.
Los primeros escarceos bajo las olas se
remontan a los muy lejanos días de mil novecientos cincuenta y cuatro. Hace
tanto, tanto tiempo, que las emisoras de radio empezaban a emitir las canciones de unos ``desconocidos´´
tales como Renato Carosone, Doménico
Modugno, Marino Marini....
Cuentan los viejos del lugar, algo más viejos
que yo, que a finales de la década de los cuarenta anduvo por aquí un antiguo
militar francés que se tiraba al mar y ensartaba los peces con un sable... No
sé si sucedió así o simplemente era una leyenda de taberna de pescadores con
atmósfera de vino y tabaco. Lo cierto es que en aquellos años vinieron,
de forma esporádica, algunos franceses e italianos para pescar ``debajo agua´´. Quiero relataros, con mis recuerdos, como
fueron los inicios de este deporte aquí y en el Estrecho.
FOTOS
Las tres fotos son del año 1962; la primera es una pesquera en los arrecifes de la Torre de los Canutos: ya empezamos con nuestra perfecta ``técnica fotográfica´´ y por poco no sacamos la parte inferior, la más interesante, donde medio se ven unos buenos meros y una hermosa urta; también observamos que el fotógrafo no quiso quedarse atrás y veló la foto por los extremos, mandando de paseo al resto de la pesquera. El traje de goma, ¡ mi primer traje de goma !, me quedaba como un ``guante´´, ¿no os parece?; me pongo a temblar recordando el dolor de las rozaduras en brazos y piernas; aunque ya estaba medio acostumbrado, en otro capítulo os contaré el porqué. Lo compré en los Almacenes Mérida, aquellos que estaban situados en la calle Tarifa y, lo más gracioso es que un sastre, que allí trabajaba, me tomó las medidas y las mandó a la casa Nemrod de Barcelona, donde me lo hicieron. Quedó perfecto, sin comentarios. La segunda foto es de la Ballenera, unos pesqueros que siempre me han gustado; aún se aprecia la explanada donde subían a los cachalotes y ballenas; la última es de un mero del Timoncillo.
P/D... Os recuerdo que en aquellos años no había absolutamente nada reglamentado respecto a este deporte. No existía ninguna ley sobre tope de peso, número de piezas, ni restricción sobre las capturas de determinadas especies. Lo que sí os puedo confirmar es el profundo respeto que siempre he tenido por los ``pezqueñines´´. Nunca arponeé un pez que no hubiese cumplido su ciclo vital: la demostración de que lo que digo es cierto está en las propias fotos que aporto. Os puedo asegurar que piezas de un par de kilos las había a miles.
---Pinchar en una de las fotos inferiores para abrir Galería de fotos.
---En la parte inferior de la página tenéis el título y orden de los Capítulos.
---Podéis saltar de una canción a otra.
Hasta el próximo.
2 comentarios:
Gema Mate Delicado
17 de mayo de 2012, 13:49
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Tito!!! pero que blog tan bonito....., que monton de historias tendras guardadas para contar, a ver si me dedicas algun capitulo de cuando nos recorriamos la zona del faro con los trajes de neopreno puestos dentro del coche buscando el lugar perfecto para lanzarnos al agua ahhh y tambien aquella historia de cuando casi te arponee un brazo.
Un beso muy fuerte a mi tito favorito, el mejor pescador del mundo, un mounstro....
Gema.
Felix Senior
29 de febrero de 2016, 4:05
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Mi enhorabuena por haber disfrutado del mar tanto como yo. No soy pescador pero empecé como tal para luego pasar a la botellas, ese fue mi mundo. Realice mi curso de buceo con el Mero, con Felipe y desde entonces sigo debajo del mar. Me hice instructor y he enseñado a muchos a amar el mar.
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