VACACIONES--- CAPÍTULO 6º















VACACIONES
Estuve ocho años en el internado; guardo un grato recuerdo de mi estancia en él, pero no podéis sospechar cuánto deseaba la llegada de las vacaciones para poder estar en mi Algeciras y que su olor impregnase mi piel: el mar ya estaba penetrando  por todos sus poros.  
En las vacaciones de verano del cincuenta y tres fue cuando se produjo la  revelación total , la definitiva ``coincidencia´´. Ya os he dicho como olía mi pueblo, pero en el estío también se perfumaba con  aroma a dama de noche y a jazmín. Puede que la razón de ello estuviese en los cines de verano; parecerá absurda mi afirmación pero os la explico; ironías de la vida: hoy día sin un cine y en aquellos tiempos teníamos trece o catorce. Era un verdadero placer sentarse, al frescor del anochecer, en una de aquellas sillas de madera, no muy cómodas por cierto, y embriagarse con el perfume de las plantas que cubrían sus muros; después de estar allí un par de horas, es posible que al salir, mi mente extendiese dicha fragancia a todo el exterior. Y la tercera ``coincidencia´´ ocurrió en un cine, en el cine Sevilla; tal como indica su nombre estaba situado en dicha calle, en el espacio que ocupa la actual plaza Neda; además del célebre ``no-do´´ solían poner, antes de las películas, unos documentales con el nombre genérico de Imágenes, de contenido distinto al primero. No recuerdo el título de la película de aquella noche, pero lo que quedó grabado en mis retinas para siempre fueron los tres o cuatro minutos que vi en Imágenes: unos buceadores respirando bajo agua, celebrando la navidad con el correspondiente árbol sumergido y las bombillas ¡¡encendidas¡¡. También se vieron algunos peces y, no lo olvido, una langosta. La impresión que causó en mí dicho documental fue tal que hizo que el mar pasase a ser unos de los motivos de mi existencia.

                                                                                                Fotos
La primera nos muestra unas capturas hechas entre el Faro Punta Carnero y las Azofeas y de adorno mi pie: os imaginaréis el porqué de ponerlo ahí. En la segunda foto tenemos otra obra de arte: el ``retratista´´ no sólo nos corta la ``ristra´´ de meros, meritos  tomateros,  sino que, lo que es más grave, deja a mi compañero Reguera sin cuerpo...  No se puede negar  el impresionante ``palmito de gimnasio´´ que luzco. En la tercera, aunque el  que hizo la foto ``logró´´ que se nos viese a los tres, tenía que hacer su gracia y la desenfocó.

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                                                                    Hasta el próximo.                                                        

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